Era una reunión con los amigos, de esas que empiezan en la tarde y pueden acabar muy tarde en la noche; solo jugando playstation, comiendo doritos, papitas, ese tipo de cosas y tomando alguna gaseosa o alguna cerveza.
Al parecer, uno de los invitados llegaba desde la India o algún país de Oriente, tenía el cabello largo y había estado fuera mucho tiempo. No era precisamente alguien muy cercano pero estaba ahí. De pronto, se levantó de su asiento, empezó a hacer cosas extrañas y a decir palabras incomprensibles. Las cortinas de mi habitación empezaronn a levantarse, a moverse y no podía ser el aire pues las ventanas estaban cerradas. Al principio, parecía ser solo un juego propiciado por el recién llegado, él se reía mientras los demás mirábamos con asombro lo ocurrido. Luego, se sentó y la calma volvió. Sin embargo, a los pocos minutos todo empezó de nuevo, se repetía una y otra vez y hasta aparecía un fuego intermitente. Se le había ido de control el jueguito y yo tenía la suerte de que era justo en mi cuarto.
La puerta estaba cerrada, nadie allá afuera se había dado cuenta de lo que pasaba. Tratamos de apagar el fuego, de detener estos sucesos, sin mucha fortuna. No quedaba más remedio que buscar ayuda. En la sala había otra reunión, comentamos lo sucedido y alguien se levantó y dijo que podía ayudarnos. Jamás lo había visto, era alto, algo gordo, vestido de verde con accesorios de todo tipo en su uniforme; por su apariencia y su forma de vestir luego habría de asociarlo con un cazafantasmas o algo por el estilo. Se acercó a la habitación, vio lo que sucedía, dijo que cerráramos la puerta y solo quedamos los que en un principio estábamos ahí. Estaba hablando con nosotros sobre lo que sucedía mientras se preparaba para darle solución al problema cuando, de pronto, un sonido interrumpió todo.
SON LAS 5:05, HORA DE LEVANTARSE!
SON LAS 5:05, HORA DE LEVANTARSE!
SON LAS 5:05, HORA DE LEVANTARSE!
Maldita alarma, justo cortó todo en la mejor parte.